Además de un marca de cerveza kiwi, el tui es un pájaro endémico de NZ. Su nombre proviene de la lengua maorí. Es un pájaro muy inteligente y, como los loros, imita la voz humana. Los sonidos que emite en su canto son maravillosos en su variedad y timbre, y se oye por todos lados, en parques y junglas. Esto que sigue aparece en mi camiseta:
Tuis provide the uplifting bell like percussion sounds to the dawn chorus every day and their flashes of iridescent green and blue as they take flight reflect the freedom and vibrancy that is New Zealand.
Los tuis le dan cada día al coro del amanecer la estimulante campana similar a sonidos de percusión, y cuando remontan el vuelo sus destellos tornasolados azules y verdes reflejan la libertad y vitalidad que es Nueva Zelanda.

No es el zoo. Es el acantilado que rodea la península de Kaikoura. Uno va caminando tan tranquilo por la playa y de repente se encuentra con una colonia de focas y un cartel que indica: no molesten a las focas que muerden… y son realmente impresionantes en cuanto a tamaño, menos mal que era la caída de la tarde y estaban ya en disposición de irse a dormir. (Buscadlas, están al fondo de la foto).

Nacida de las aguas del Pacífico debido al choque de las placas tectónicas, Kaikoura, al este de la isla sur, era una isla que se convirtió en península por la acumulación de material erosionado de los altos picos nevados que la protegen, 2608 m a 12 km de distancia de la playa. Es un refugio de focas, delfines, ballenas, pingüinos y albatros. Fue un pueblo ballenero, apartado y tranquilo hasta que el ecoturismo la puso en el mapa a finales de los ochenta. Ahora es un paraíso para los amantes de la naturaleza, de las montañas, del mar, de la vida marina salvaje… no me extraña que haya gente que se quiera quedar a vivir aquí, aunque procedan de la otra punta del planeta…

El kiwi es un raro pájaro nocturno que no puede volar (tiene una alas diminutas) y que sólo existe en Nueva Zelanda. Es una especie protegida y es muy tímido, por lo que es difícil de ver. Una antigua leyenda maorí (aquí abundan...) cuenta cómo el kiwi fue una vez un precioso pájaro volador que planeaba por las copas de los árboles. El kiwi sacrificó sus alas, sus vivos colores y una vida ociosa para poder proteger los árboles, con duro trabajo, comiendo los insectos del suelo del bosque.

La costa oeste de la isla norte, Kapiti Coast, un poco más arriba de Wellington, es la típica zona de playas y baño para los wellingtonianos. Al fondo se avista la Kapiti Island, una isla que no está habitada, reserva de la naturaleza, a la que se accede con un permiso que está limitado a 70 personas al día. Es un santuario de aves conocido a nivel mundial, donde habitan algunas de las aves en peligro de extinción más raras del mundo... Nosotros sólo la hemos visto desde la distancia y es realmente impresionante. El domingo pasado hicimos un picnic en un parque junto a la playa con todos los españoles de Wellington y el señor embajador de España y familia, hombre por cierto muy agradable. Fin de semana memorable.